Se
dice que la primera vez no siempre cumple con las expectativas creadas, que no
siempre es una experiencia agradable.
Este
verano hemos vivido “nuestra primera vez”, nuestra primera experiencia de hacer
una pequeña escapada a los Pirineos en FURGONETA. Nunca habíamos ido a un
camping, más que de visita y por supuesto nunca habíamos probado lo que era
viajar y vivir en furgoneta. Siempre hemos pensado, que si no empiezas de joven
luego es muy difícil.
Pero
como se suele decir, “nunca es tarde”. Gracias a nuestra hija, que tenía unos
días libres en agosto, nos hemos animado a probar. Sin ella no hubiese sido
posible. Han sido tres días fantásticos.
La
idea surgió con el Tour de Francia, cada año veíamos las etapas de los Pirineos
y acabábamos diciendo que teníamos que hacer una excursión por esa zona.
Cuando
Sare nos propuso ir con ella, pensamos que era la ocasión, conoce la zona por
su afición a la escalada, no le importa conducir y lo más importante “tenia
furgoneta prestada”. (Eskerrikasko Josu)
Preparé
unos tupper con ensaladilla, tortilla
de patata y unos tomates de la huerta, compramos lo básico para desayunar y nos
lanzamos a la aventura.
Salimos
por la tarde y llegamos a Sallent de Gallego para el atardecer. Paramos a tomar
algo. Un pueblo muy bonito y con mucho ambiente. Parece que es el punto de
partida para la ascensión de muchos picos de los Pirineos.
Continuamos
hacia Portalet, en la frontera con Francia y siguiendo un poco más adelante
llegamos al lugar de acampada previsto para pasar la noche.
Era
una zona que Sare conocía de ir a escalar y sabía que allí iban a pernoctar
unos amigos. Se nos hizo de noche y no veíamos muy bien donde nos encontrábamos,
pero sí que había unas auto-caravanas. Al rato llegaron los amigos.
Hacia
fresquito y cenamos dentro de la furgoneta, tiene su fregadera, fuego, frigo,
una mesa para montar, en definitiva, todo lo necesario.
Llegó
la hora de dormir y montamos la cama. Nosotros dentro y Sare fuera, en la tienda
con saco de dormir. Parecía la caseta del perro junto a la casa.
La
cama no estaba mal, creíamos que no sería cómoda pero dormimos y descansamos lo
suficiente, tanto que despertamos con sonido a cencerro.
Como
llegamos de noche, no sabíamos muy bien qué nos íbamos a encontrar y fue una
pasada. Salimos de la furgoneta y vimos a las vacas pasar justo al lado. No es
que esto para nosotros sea novedad pues, donde vivimos, estamos acostumbrados a
las vacas, era el sitio, un valle por el que cruzaba un rio de aguas frías y
cristalinas, rodeado de enormes picos, a los que ya les daba el sol y se
alzaban majestuosos frente a nosotros.
Sacamos
la mesa y las sillas fuera y en ese paraíso desayunamos todos juntos,
compartiendo las tostadas y el brioche
de Iñaki. Al terminar, fregamos los utensilios en el rio y también allí nos
lavamos la cara. Estábamos disfrutando como niños.
Tras
desayunar, nos preparamos para nuestra primera salida montañera. Subimos hacia
Portalet, aparcamos la furgoneta y ¡sorpresa!, nos encontramos con Itziar y
Juan Luis, pareja muy aficionada al monte y que conocen casi todos los senderos
de la zona, pues pasan temporadas en Jaca.
Les comentamos nuestra intención de llegar hasta el refugio de Pombie (2.031 m) en
la falda del Midi d’Ossau (2.884 m), al parecer un mítico del Pirineo francés ,y
nos invitaron a ir con ellos.
Bajando del refugio de Pombie |
Comenzamos
en una cota de casi 1.800 m, por un sendero no muy empinado y a un paso
prudente, la subida no se nos hizo demasiado dura.
Según
subíamos, empezó a entrar la niebla y cuando llegamos al refugio ya casi no se
veía nada, una pena, porque las vistas serían preciosas, no pudimos ver el pico de
Midi, ni siquiera podíamos llegar a ver bien el pequeño lago que había frente
al refugio. Tomamos unos frutos secos, chocolate y agua, las fotos de rigor y vuelta,
nosotros por el mismo sendero y nuestros amigos siguieron por otro.
El lago en tinieblas |
Empezamos
a bajar y Josean decía que no se encontraba bien, que parecía que tenía “mal de
altura” y le costaba respirar. Con este hombre ni para sustos.
Fuimos
a comer al valle donde habíamos pasado la noche, les hicimos una visita a los
amigos escaladores, para matar un poco el mono de Sare, y nos pusimos en marcha
hacía Luz-Saint-Sauveur, nuestro próximo destino para dormir, pero esta vez en
un camping.
Aquí
ya tuvimos el primer contacto con el Tour, subimos el Col d’Aubisque (1.709 m),
bastante impresionante, el tiempo no acompañaba mucho y la verdad es que los
barrancos imponían un poco.
Las rampas del Col d'Aubisque |
Llegamos
a Luz y tras dar una vuelta por el pueblo y tomar una cerveza, nos instalamos
en el camping, situado en el centro del pueblo.
Nuestra
primera vez en un camping, también resultó una buena experiencia, la verdad que
teníamos en Sare una buena guía que nos familiarizó con las instalaciones.
Subiendo el Tourmalet |
Dormimos
todavía mejor que la noche anterior. Desayunamos bien y nos dispusimos para
cubrir otra etapa. Esta vez tocaba el Col de Tourmalet (2.115m). Con un sol
esplendido, la carretera no nos impresionó tanto como el Aubisque, es una
subida muy bonita en zig-zag. Impresionante es la cantidad de bicis que hay que
adelantar. En la cima había bastante gente, pero no hay demasiado sitio, no sé
cómo se las arreglan en las etapas el Tour. Bajamos hacia el otro lado hasta La
Mongie, que es una estación de esquí y volvimos a subir al Tourmalet, por este
lado es más corta la subida pero con mucho más pendiente.
Circo de Gavarnie |
Nuestro
siguiente destino fue el Circo de Gavarnie. De camino paramos en el Puente de
Napoleón, un enorme puente que construyó Napoleón en agradecimiento a los
habitantes de Saint-Sauveur, porque la emperatriz Eugenia fue curada de su
esterilidad en las termas del pueblo.
Aparcamos
en Gavarnie (hay que pagar) y nos dirigimos al Circo caminando. Es una muralla
rocosa que tiene 6 Km de diámetro. Está declarado Patrimonio de la Humanidad
por la Unesco. Un paisaje muy bonito. Sentados al lado de un río, picoteamos
algo de comer y hasta nos mojamos los pies, estaba el agua tan fría que hacía
daño. Desde aquí se veía la Cascada de Gavarnie pero no llegamos a ella porque
había que seguir andando bastante.
Pont d'Espagne |
Esta
noche la pasamos en un camping de Cauterets y por la mañana nos pusimos en
marcha hacia Pont d’Espagne. Aparcamos la furgoneta pagando 4,5€. Desde aquí se
puede iniciar la ascensión hacia el lago de Gaube caminando o subir primero en
teleférico hasta Pont d’Espagne y seguir en telesilla. Nosotros optamos por lo
segundo. Compramos los billetes y nos descontaron lo pagado por el
aparcamiento.
Lago de Gaube |
Vimos
el puente y los alrededores, muy bonito, caía agua por todas partes y luego
subimos en telesilla, que nos dejó a un cuarto de hora del lago de Gaube, un
paraíso a 1.725 m. de altitud. Unas vistas preciosas con el macizo del
Vignemale al fondo. Esto fue lo que más nos gustó en el viaje.
Desde
aquí tomamos un sendero bordeando el lago, que llega al refugio de Oulettes, es
desde donde los montañeros atacan las cumbres. Nosotros caminamos hora y pico y
llegamos hasta la Cascada Esplumouse (1.949 m). De vuelta y junto al lago dimos
buena cuenta del chorizo, jamón y queso que llevábamos y volvimos en telesilla
hasta el puente y luego como era corto seguimos a pie.
Para
terminar la excursión teníamos previsto pasar por Lourdes y hacia allí nos
dirigimos, pero solo nos quedamos el tiempo de tomar una cerveza fría, hacía un
calor que parecía que habíamos pasado del Cielo junto al lago, al infierno, nos
cambió hasta el humor, por lo que dejamos la visita para mejor ocasión y nos
pusimos en marcha hacia casa.
Como
digo ha sido una “primera vez” muy bonita y creo que pediremos prestada la
furgoneta más de una vez y repetiremos.
Además
he disfrutado mucho con y de nuestra hija-guía. Eskerrikasko Sare por el viaje
y por haber aguantado nuestras manías y algún que otro achaque.
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