martes, 11 de septiembre de 2012

Nuestra primera vez … Nunca es tarde


Se dice que la primera vez no siempre cumple con las expectativas creadas, que no siempre es una experiencia agradable.

Este verano hemos vivido “nuestra primera vez”, nuestra primera experiencia de hacer una pequeña escapada a los Pirineos en FURGONETA. Nunca habíamos ido a un camping, más que de visita y por supuesto nunca habíamos probado lo que era viajar y vivir en furgoneta. Siempre hemos pensado, que si no empiezas de joven luego es muy difícil.

Pero como se suele decir, “nunca es tarde”. Gracias a nuestra hija, que tenía unos días libres en agosto, nos hemos animado a probar. Sin ella no hubiese sido posible. Han sido tres días fantásticos.

La idea surgió con el Tour de Francia, cada año veíamos las etapas de los Pirineos y acabábamos diciendo que teníamos que hacer una excursión por esa zona.

Cuando Sare nos propuso ir con ella, pensamos que era la ocasión, conoce la zona por su afición a la escalada, no le importa conducir y lo más importante “tenia furgoneta prestada”. (Eskerrikasko Josu)

Preparé unos tupper con ensaladilla, tortilla de patata y unos tomates de la huerta, compramos lo básico para desayunar y nos lanzamos a la aventura.

Salimos por la tarde y llegamos a Sallent de Gallego para el atardecer. Paramos a tomar algo. Un pueblo muy bonito y con mucho ambiente. Parece que es el punto de partida para la ascensión de muchos picos de los Pirineos.

Continuamos hacia Portalet, en la frontera con Francia y siguiendo un poco más adelante llegamos al lugar de acampada previsto para pasar la noche.

Era una zona que Sare conocía de ir a escalar y sabía que allí iban a pernoctar unos amigos. Se nos hizo de noche y no veíamos muy bien donde nos encontrábamos, pero sí que había unas auto-caravanas. Al rato llegaron los amigos.

Hacia fresquito y cenamos dentro de la furgoneta, tiene su fregadera, fuego, frigo, una mesa para montar, en definitiva, todo lo necesario.

Llegó la hora de dormir y montamos la cama. Nosotros dentro y Sare fuera, en la tienda con saco de dormir. Parecía la caseta del perro junto a la casa.

La cama no estaba mal, creíamos que no sería cómoda pero dormimos y descansamos lo suficiente, tanto que despertamos con sonido a cencerro.

Como llegamos de noche, no sabíamos muy bien qué nos íbamos a encontrar y fue una pasada. Salimos de la furgoneta y vimos a las vacas pasar justo al lado. No es que esto para nosotros sea novedad pues, donde vivimos, estamos acostumbrados a las vacas, era el sitio, un valle por el que cruzaba un rio de aguas frías y cristalinas, rodeado de enormes picos, a los que ya les daba el sol y se alzaban majestuosos frente a nosotros.

Sacamos la mesa y las sillas fuera y en ese paraíso desayunamos todos juntos, compartiendo las tostadas y el brioche de Iñaki. Al terminar, fregamos los utensilios en el rio y también allí nos lavamos la cara. Estábamos disfrutando como niños.

Tras desayunar, nos preparamos para nuestra primera salida montañera. Subimos hacia Portalet, aparcamos la furgoneta y ¡sorpresa!, nos encontramos con Itziar y Juan Luis, pareja muy aficionada al monte y que conocen casi todos los senderos de la zona, pues pasan temporadas en Jaca.

Les comentamos nuestra intención de llegar hasta el refugio de Pombie (2.031 m) en la falda del Midi d’Ossau (2.884 m), al parecer un mítico del Pirineo francés ,y  nos invitaron a ir con ellos.

Bajando del refugio de Pombie
Comenzamos en una cota de casi 1.800 m, por un sendero no muy empinado y a un paso prudente, la subida no se nos hizo demasiado dura.

Según subíamos, empezó a entrar la niebla y cuando llegamos al refugio ya casi no se veía nada, una pena, porque las vistas serían preciosas, no pudimos ver el pico de Midi, ni siquiera podíamos llegar a ver bien el pequeño lago que había frente al refugio. Tomamos unos frutos secos, chocolate y agua, las fotos de rigor y vuelta, nosotros por el mismo sendero y nuestros amigos siguieron por otro.

El lago en tinieblas
Empezamos a bajar y Josean decía que no se encontraba bien, que parecía que tenía “mal de altura” y le costaba respirar. Con este hombre ni para sustos.

Fuimos a comer al valle donde habíamos pasado la noche, les hicimos una visita a los amigos escaladores, para matar un poco el mono de Sare, y nos pusimos en marcha hacía Luz-Saint-Sauveur, nuestro próximo destino para dormir, pero esta vez en un camping.

Aquí ya tuvimos el primer contacto con el Tour, subimos el Col d’Aubisque (1.709 m), bastante impresionante, el tiempo no acompañaba mucho y la verdad es que los barrancos imponían un poco.
Las rampas del Col d'Aubisque

Llegamos a Luz y tras dar una vuelta por el pueblo y tomar una cerveza, nos instalamos en el camping, situado en el centro del pueblo.

Nuestra primera vez en un camping, también resultó una buena experiencia, la verdad que teníamos en Sare una buena guía que nos familiarizó con las instalaciones.

Subiendo el Tourmalet
Dormimos todavía mejor que la noche anterior. Desayunamos bien y nos dispusimos para cubrir otra etapa. Esta vez tocaba el Col de Tourmalet (2.115m). Con un sol esplendido, la carretera no nos impresionó tanto como el Aubisque, es una subida muy bonita en zig-zag. Impresionante es la cantidad de bicis que hay que adelantar. En la cima había bastante gente, pero no hay demasiado sitio, no sé cómo se las arreglan en las etapas el Tour. Bajamos hacia el otro lado hasta La Mongie, que es una estación de esquí y volvimos a subir al Tourmalet, por este lado es más corta la subida pero con mucho más pendiente.

Circo de Gavarnie
Nuestro siguiente destino fue el Circo de Gavarnie. De camino paramos en el Puente de Napoleón, un enorme puente que construyó Napoleón en agradecimiento a los habitantes de Saint-Sauveur, porque la emperatriz Eugenia fue curada de su esterilidad en las termas del pueblo.

Aparcamos en Gavarnie (hay que pagar) y nos dirigimos al Circo caminando. Es una muralla rocosa que tiene 6 Km de diámetro. Está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Un paisaje muy bonito. Sentados al lado de un río, picoteamos algo de comer y hasta nos mojamos los pies, estaba el agua tan fría que hacía daño. Desde aquí se veía la Cascada de Gavarnie pero no llegamos a ella porque había que seguir andando bastante.

Pont d'Espagne
Esta noche la pasamos en un camping de Cauterets y por la mañana nos pusimos en marcha hacia Pont d’Espagne. Aparcamos la furgoneta pagando 4,5€. Desde aquí se puede iniciar la ascensión hacia el lago de Gaube caminando o subir primero en teleférico hasta Pont d’Espagne y seguir en telesilla. Nosotros optamos por lo segundo. Compramos los billetes y nos descontaron lo pagado por el aparcamiento.

Lago de Gaube
Vimos el puente y los alrededores, muy bonito, caía agua por todas partes y luego subimos en telesilla, que nos dejó a un cuarto de hora del lago de Gaube, un paraíso a 1.725 m. de altitud. Unas vistas preciosas con el macizo del Vignemale al fondo. Esto fue lo que más nos gustó en el viaje.

Desde aquí tomamos un sendero bordeando el lago, que llega al refugio de Oulettes, es desde donde los montañeros atacan las cumbres. Nosotros caminamos hora y pico y llegamos hasta la Cascada Esplumouse (1.949 m). De vuelta y junto al lago dimos buena cuenta del chorizo, jamón y queso que llevábamos y volvimos en telesilla hasta el puente y luego como era corto seguimos a pie.

Para terminar la excursión teníamos previsto pasar por Lourdes y hacia allí nos dirigimos, pero solo nos quedamos el tiempo de tomar una cerveza fría, hacía un calor que parecía que habíamos pasado del Cielo junto al lago, al infierno, nos cambió hasta el humor, por lo que dejamos la visita para mejor ocasión y nos pusimos en marcha hacia casa.

Conclusión.

Como digo ha sido una “primera vez” muy bonita y creo que pediremos prestada la furgoneta más de una vez y repetiremos.

Además he disfrutado mucho con y de nuestra hija-guía. Eskerrikasko Sare por el viaje y por haber aguantado nuestras manías y algún que otro achaque.

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