martes, 16 de febrero de 2016

PARRAPEAN IXILTASUNA


 
Parrapeko mahai ingurua,
zenbat kontu, zenbat ipuin.




Badira bost urte
gure parrapeko mahai inguruan
aulki baten hutsunea sumatu genuela,
zure kontu laguna, udaberriaren atarian,
hego haizeak eraman zuen.

Oraingoan berriz, neguaren erdian,
maiteminduen egunean,
ifar haize bufada bortitzekin batera burrukatuz,
azken unerarte gogor eutsi dion bihotzak,
amore emandu, maite zaitugunok utzi eta
hainbeste maite izan zenuenarengana joan zera.

Aulki bat prest egongo da
beste parraperenbatean,
hirurogeita bost urtez
zure kontu eta bide lagun izandakoa,
irribarre batekin zain izango dezu.


Gu berriz, saiatuko gera
Berdezkundeko parrapea
bizirik iraun dezan.





sábado, 2 de enero de 2016

JUNTOS PERO NO ATADOS



Hace unos días, encontré un libro abierto sobre la mesa de la sala, por curiosidad, empecé a leer la página y me encontré con esta leyenda que me pareció hermosa y he decidido dejarle pasar a mi rincón.


Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.

-Nos amamos -empezó el joven.

-Y nos vamos a casar -dijo ella.

-Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán. Algo que nos garantice que podemos estar siempre juntos. Que nos asegure que estaremos al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.

-Por favor –repitieron- ¿hay algo que podamos hacer?

El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra.

-Hay algo –dijo el viejo después de una larga pausa. Pero no sé… es una tarea difícil y sacrificada.

-No importa –dijeron los dos. Lo que sea.

-Bien, –dijo el brujo- Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena. ¿Comprendiste?

La joven asintió en silencio.

-Y tu, Toro Bravo, -siguió el brujo- deberás escalar la Montaña del Trueno; cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas y, solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta…¡salgan ahora!

Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur… El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas.

El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo las aves cazadas. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.

-Volaban alto? –preguntó el brujo.

-Sí, sin duda. Como lo pediste… ¿y ahora? –preguntó el joven- ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?

-No –dijo el viejo.

-Los cenaremos y comeremos el valor en su carne –propuso la joven.

-No –repitió el viejo-. Harán lo que les digo: tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero… Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.

El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero solo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritados por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.

Este es el conjuro…

-Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no solo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure, VUELEN JUNTOS, PERO JAMAS ATADOS.





Podría ser un buen propósito para el nuevo año, animo a ello, sobre todo a los jóvenes.
 
Los que ya llevamos unos años juntos, también hemos sido jóvenes y hemos querido volar, y nos hemos caído y a veces nos hemos hecho daño, pero con el paso del tiempo y si has conseguido no morir en el intento, ves que ya no vuelas ni tan alto, ni tan rápido, pero que vuelas y que vuela, y puede ser que hayamos aprendido a volar juntos pero no atados.

sábado, 15 de noviembre de 2014

GURE SEHASKA KUTTUNA - Una joya de la familia

En los tiempos que vivimos, nada es muy duradero y todo lleva una velocidad que a veces cuesta seguir. Queremos muchas veces tener lo último, lo más moderno. Cambiamos de teléfono porque nos ha quedado antiguo, el ordenador porque nos va lento con los nuevos programas, el coche porque nos ha quedado pequeño, etc.

Por eso hoy, quiero rescatar la historia de nuestra vieja cuna, que nos acogió con tanto amor y nos vio crecer, y que consideramos una pequeña joya de nuestra familia.

Cuenta mi madre que la compraron cuando nació mi hermana mayor, hace 70 años. Dice que era de segunda mano, que ya había criado al menos tres niños.

Ellos como cualquier padre y madre esperaban con ilusión a su primer hijo y se acuerda perfectamente del esfuerzo que hicieron para pagar las cincuenta pesetas que les costó, que en aquel tiempo era mucho dinero.

Cuantos de nosotros nos acordamos de lo que pagamos el coche-capota o la silla para nuestros hijos? 

En estos setenta años, nuestra cuna ha tenido mas o menos actividad pero nunca ha caído en el olvido, ni en los momentos de espera que ha pasado en el camarote.

Después de mi hermana, vinimos siete más y ella estuvo ahí.

Luego esperó unos años pero no muchos, mi hermano pequeño tenía ocho años, y llegó el primer nieto, hace cuarenta y siete.

Nuestra joya empezó a criar la segunda generación, por ella pasaron al menos diez de los diecinueve nietos.

Tras esta generación volvió a tener un tiempo de espera hasta que empezaron a llegar los biznietos. De momento ya han pasado unos cuantos de los dieciocho. 

Y ahora aquí está preparada para recibir a Danel.





Para ella será uno más en su historia.

Para mi madre será el biznieto diecinueve.

Para Sare y Josu será el primero con el que empiezan a escribir la suya.

Para nosotros, que empezamos la nuestra hace unos cuantos años, será el comienzo de una nueva etapa.

Nuestro primer nieto.

Ongi etorri Danel, danok zure zain gaude.



lunes, 19 de mayo de 2014

GURE OBABA


Denok behar genuke behin edo behin gure Obabataz idatzi:




Gure Obaban neska-mutil txiki eta handi eskola berean ikasten zuten.

Domeketan gu ere mezara juten ginen, neskak mantilaz burua estalita.

Urtebetetzeak txokolatadarekin ospatzen ziren eta zorion postalak oparitu.

Elurteak bideak ixten zitun luzaroan.


Gure Obaban "maiatzelo lorak" egiten genituen. Larrosak usain berezia zuten.

Igande arratsaletan "Bonanza" ikusten zen zegoen telebista bakarrean.

Frontoirik ez zegoen, ermita ingurua zen jolastokia.


Gure Obaban San Juan sortako lehen gereziak ziren gutizi.

Jolasa lanarekin tartekatzen zen, itxulan egin edo behiak zainduz.

Negu hotzetan eskola berotzeko, egur zakukada zen familia bakoitzaren ekarpena.

Garizuma aurrean sasi-koipetsu egiten genuen.

Inguruko erromeria ederrena egiten zen.



Gure Obaban

viernes, 25 de octubre de 2013

CASUALIDAD O MISTERIO?


Todos sabemos que después de cortar el cordón umbilical, sigue habiendo un vínculo muy fuerte entre madre e hijo.

Cuando una se hace madre, a la vez que tu hijo, nacen unos sentimientos nuevos, un amor diferente, intenso y desinteresado, por los hijos haces cosas que nunca habías imaginado, y a la vez crecen el miedo y la responsabilidad, ellos son algo muy tuyo que tienes que cuidar y proteger.

Van creciendo y ese vínculo sigue ahí, una madre ríe y llora con y por sus hijos. Por la expresión de sus ojos, sabe si son felices o hay algo que les preocupa, se da cuenta cuándo quieren hablar o es mejor el silencio.

Y, como he dicho, todo este amor es desinteresado, haríamos y daríamos todo por ellos, aun sin recibir nada a cambio, pero cuando, al menos en mi caso, sabes que ellos te adoran, la felicidad es completa.

Pero a veces, ocurren cosas que no puedes entender, como me pasó hace dos días.

Matrioska
Llegó mi hija a casa como cada día y mi saludo fue “kaixo matriuxka”, no es mi saludo habitual y tampoco sé porque lo hice. Ella sorprendida me preguntó, porqué le había llamado así. Le dije que por nada en particular y que había sido espontaneo.

Entonces me contó, que venía de visitar a su amiga Ane, que ha sido madre recientemente. Habían estado paseando con la pequeña y se fijó que llevaba puesta una ropita con el dibujo de una “matrioska” y ella la había acariciado y llamado cariñosamente “matriuxka”.

Las dos estábamos sorprendidas de que hubiésemos utilizado la misma palabra en dos momentos tan cercanos y al mismo tiempo tan lejanos, pues no es corriente ni se usa con asiduidad.

Casualidad? Por casualidad llegas a la misma hora, ves la misma película, etc.

Misterio? Una vez me dijeron que misterio era todo aquello a lo que no encuentras respuesta.

Pues esta historia yo la enmarcaría dentro de ese vínculo maravilloso y a veces tan sorprendente entre una madre y sus hijos.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Paseo de transición-Udazkeneko ibilaldia



Cuando yo era niña, en la escuela nos enseñaron que el día 21 de Septiembre empezaba el otoño, o sea hoy, pero según los entendidos, es mañana día 22 cuando entramos en otoño.
Hoy hemos hecho un paseo que bien podría haber sido el primero de otoño o el último del verano, por lo que he pensado llamarlo "de transición" pero también podría llamarlo "udazkeneko ibilaldia", pues en euskera al otoño lo llamamos "udazkena" que traducido sería "final del verano"

Hacía tiempo que teníamos planeado este paseo y hoy que ha salido un buen día nos hemos puesto en marcha.

Empezamos la excursión en Bernedo (Araba), desde donde nos dirigimos al Santuario de Nª Sª de Okon y aquí aparcamos el coche.

Santuario Nª Sª de Okon
Empezamos a subir por un camino que atraviesa un bosque de hayas, bastante bien indicado, salvo algún punto en el que hemos tenido alguna duda. El sendero es limpio y no tiene pendientes exageradas y en muchos tramos parece que vas sobre una alfombra de hojas.

Cuando termina el bosque, seguimos una zona despejada y llegamos a un gran pedrusco que se llama “el bonete se San Tirso”, desde aquí las vistas son inmensas, toda la llanura alavesa hacia un lado y la riojana al otro.


El bonete de San Tirso
Seguimos por un sendero estrecho y llegamos a la ermita de San Tirso excavada en una roca, y desde aquí empezamos a subir la cima del monte San Tirso.
Ermita
 Esto ha sido más duro de lo que pensábamos, pues hay que subir entre piedras y casi a cuatro patas, pero lo hemos conseguido.
La cumbre asusta un poco porque hay bastante barranco y poco sitio para estar si te encuentras con otra gente. De todas formas, hay que disfrutar las vistas desde lo alto, hemos hecho las fotos de rigor, comemos un poco de chocolate e iniciamos la bajada con mucho cuidado hasta el bonete, a partir de aquí un paseo hasta el coche.
San Tirso


Junto al Santuario hay una campa con mesas que está muy bien y hemos dado buena cuenta de la tortilla de patata.

Después de comer hemos visitado Bernedo, un pueblecito tranquilo, bien cuidado y bonito.


De camino a casa, aunque parezca mentira, hemos pasado por Castilla-León, Argote, dentro del condado de Treviño, que encontrándose en territorio alavés pertenece a Burgos, eso sí, con los nombres de las calles en euskera y los bandos del ayuntamiento con sello de Castilla. Parece que no tiene mucho sentido ¿no?

Damos por finalizada la excursión,  que recomendamos a los que les guste el senderismo y escuchando por la radio el partido de la Real, que acaba empatando a 0, llegamos a Elgoibar.
 


lunes, 18 de marzo de 2013

El momento mas feliz?


Hace unos días leía en un blog, un post titulado “El momento más feliz de mi vida”.
Me hice la pregunta a mi misma y no tardé mucho en responder.

Era sábado, según las cuentas, faltaba todavía una semana para que naciera mi primer hijo, pero a veces las cuentas fallan, y ese día, después del paseo diario, no me sentía bien. Recuerdo que mi suegra me preparó una manzanilla para que me ayudara a hacer la digestión, pero nada. Llego mi madre, que tenia la experiencia de ocho hijos, y decidimos que era momento de ir al hospital.

Efectivamente, había llegado la hora. Todo iba bien, hasta que en el monitor vieron que el niño sufría y decidieron que naciera mediante cesárea.

La operación no tuvo complicaciones y, lo más importante, parecía que el niño estaba bien. Lo peor de la cesárea es que cuesta mucho más la recuperación de la madre, por lo que teníamos que quedarnos al menos una semana en el hospital. Y justo a la semana, cuando ya preveíamos la vuelta a casa, detectaron que el niño no respiraba bien y parecía tener algún problema cardíaco.

Nunca olvidaré el momento en el que me dijeron que el niño se encontraba mal y que había que llevarlo a la Clínica Universitaria de Pamplona. En ese momento me encontraba sola y lloré y lloré. Entre sollozos, grité a Dios que no me lo quitara, por favor no…

Cuando lo prepararon todo, me llevaron a despedirme de mi hijo, lo vi en brazos de una enfermera, lleno de cables, tan pequeño e indefenso y yo tan impotente.

Mi cuñada, que vivía cerca, se fue con él en la ambulancia y haciendo frente a la nieve que caía, llegaron a Pamplona.

El diagnóstico “coartación aórtica”, había que operar. Su padre y la familia, iban y venían del hospital pero a mí no me permitían ir, pues estaba convaleciente, me cansaba y me dolía la herida de la cesárea, al menos eso era lo que yo sentía.

La operación salió bien y había que esperar su recuperación. Aquellos días alejada de lo que más quería, comprobé la fuerza que tiene la mente para hacerte sentir cosas imposibles, olía la colonia que le ponían al recién nacido como si lo tuviera junto a mí, y cuando por fin me permitieron ir a verlo un rato en la UCI, mis dolores físicos acabaron como por arte de magia.

Estuvo un mes en el hospital y por fin, la víspera de fin de año, llegó la tan esperada llamada de teléfono, podíamos ir a buscarlo al día siguiente.

No me lo podía creer, íbamos a tener a nuestro hijo con nosotros, la vida volvía a tener sentido.

Este ha sido el momento más feliz de mi vida.